miércoles, 15 de mayo de 2013

Recuerdo


Recuerdo la gloria del pasado.
La belleza eterna, las miradas del alma.

Recuerdo los suspiros vitales,
hormigas en la nuca,
aliento cálido en el corazón.

Recuerdo la distancia inexistente,
la desnudez del rostro,
las lágrimas que sonreían.

Recuerdo que la belleza no estaba en la vista sino en el tacto.
Recuerdo que el olor lo captaba el alma, no la nariz.
Recuerdo que miraba hacia atrás y veía el futuro.

Era una brisa que anunciaba la primavera.

Caminaba sin camino. Con rumbo fijo, sin descansos. No había baches, no había bancos para pararse a mirar. Y cuando llegué al final encontré un mar, era un océano de miedos y dudas. Las olas eran lágrimas. La espuma dolía, y el frió esta en el corazón, no en la piel. El dolor esta dentro y busca salir de ahí como una burbuja de aire que busca escapar del agua. Pero la burbuja de dolor es como la tinta, que se diluye y puedes ver que se expande, y pierde color, pero contagia todo  a su alrededor, y lo deja diferente, eternamente alterado. Alterado pero no mejor. Alterado pero no peor. Alterado pero más fuerte.
Sin más.

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