jueves, 1 de septiembre de 2011

Escritura libre 1

Mirada dura de dragón, de hielo que rompe esquemas, sin ira homicida ni restos de paños mojados en el desván de la croqueta necesaria. No tenia sentido nada, pero danzaba solemnemente con todo el brillo del universo que le envolvía rotundamente, lo embriagaba de un placer exquisito, absoluto, sin la necesidad de respirar siquiera.
Una malévola debía ser.
Un espíritu olvidado.
Un alma en pena sin penas.
Restos despojados del olvido que no se olvida, del amor que siempre se ama incluso cuando no se quiere más.
Miradas eternas, besos blandos, sutilezas inútiles, flores de la suerte, miradas, miradas, miradas, miradas, miradas, miradas. Mientras.
Platónico, sin duda alguna, pero tan carnal, tan bello, no podía bastar con las ideas, adaptó el cuerpo perfecto, la suave mezcla de almizcle y vainilla. Donde habita la soledad más bella. La soledad conjunta con la compañía más densa y bella. Tan surrealista, y tan consciente. Sin más. Sin nada más. Solo libertad sin solemnidad. Mientras. No durante. Mientras.
Pamplinas.
Pronto-demasiado-nadapensadoperomeditado-alejadodetodo.
Punto
.
Punto y seguido. Coma, con comas.
Furor.
Babear almohada, mirar de noche. Todo esperado. Todo necesario, el camino inevitable de la locura, la dulce locura. 315 km. 315 km de belleza resplandeciente, de esa luz tan lejana y tenue que ilumina mi alma. Tanta belleza. Tan básico todo y sin embargo tan complejo, tan bello.
No se como puedo mirarla directamente a los ojos sin morir de tanta belleza. Síndrome de Steindhal. Caparazón del universo. Agujero negro que ronda su presencia.
Síndrome de Steindhal.

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